Quién le diría a esta mujer banense, cubana hasta la médula que siempre 
estuvo en la casa en medio de los avatares domésticos   que  al conocer a 
los cactus su vida cambiaría y que las espinas se convertirían en el mejor 
de los entretenimientos y también una parte importante de su sustento.
Mayelin Colomar, supera ya las tres décadas de vida, pero sus ansias de 
estudiar y superarse la hicieron  incorporarse  a un proyecto para 
aprender de estas plantas que, oriundas de lugares secos, hoy forman parte 
inseparable de su vida.
Conoció  que la siembra de un cactus es una actividad que requiere 
paciencia puesto que para que una semilla se convierta en una planta 
adulta tienen que transcurrir unos seis meses, pero eso no la amedrentó. 
El éxito de esta tarea depende de varios factores: la semilla, la tierra y 
los cuidados que se le brinden a la planta, y ella se dispuso a obtener 
buenos resultados de todas formas.
Variedad de formas extrañas y extraordinarias Aprendió que la palabra 
cactus procede del griego kaktós que es lo mismo que "craso, grueso, 
gordo", que son plantas primitivas que resisten el paso del tiempo en 
constante mutación, de ahí la inmensa variedad de formas extrañas y 
extraordinarias que adoptan; a veces incluso se diría que vienen de otro 
planeta, que son "plantas de ciencia-ficción".    Y quizá por eso tengan 
unas características tan sorprendentes que la cautivaron pues los cactus 
son plantas fascinantes, no solo por las púas que los rodean, sino también 
por las flores que son capaces de producir. En algunos incluso brotan de 
color azul que pueden dar un toque muy diferente a su jardín y aunque no 
todos los tipos  son capaces de florecer ni lo realizan del mismo modo, si 
hay que reconocer que son hermosos.
 
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