A sus 28 años de edad, Yulisey Tamayo Sánchez, es madre de tres niñas. A 
muchos pudiera parecerles algo normal, pero para otros que le conocen, no 
sucede igual. Lo cierto es que esta madre tuvo el privilegio de incubar en 
su vientre un embarazo gemelar, una dicha que al decir de ella, le 
obsequió la vida.
Su primera hija la concibió a los 21 años de edad, no fue planificada, 
pero si bienvenida. Yennifer, nombre con el cual la bautizó, cursa ya el 
segundo grado de la enseñanza primaria. Ella también fue feliz cuando hace 
poco más de 4 meses recibió la noticia.
Yuli, como suelen llamar a esta progenitora por partida doble, presentó 
síntomas anormales, junto a un atraso de su ciclo menstrual y aunque 
sospechaba cual era la causa, lo que menos imaginaba era que el destino le 
deparaba un binomio femenino.
Al recibir las felicitaciones dobles del médico, preguntó el por qué y 
grande fue su impresión al saberlo. Esta madre banense ingresó a las 20 
semanas como está establecido en el hogar materno del territorio donde 
recibió la atención requerida y tuvo una gestación saludable, hasta que 
por la vía de cesárea nacieron sus pequeñas Yeisy y Yeily.
Los respectivos nombres fueron los preferidos por los padres para las 
gemelas, dada su sencillez y parecido. Para escoger cual sería el de cada 
cual, lo decidieron según su orden de aparición al mundo fuera del vientre 
de mamá, una estrategia a su gusto.
Yulisey es ahora una madre, y ama de casa ocupada en los quehaceres 
domésticos, por partida doble. Recibe el apoyo y ayuda de vecinos y 
familiares para el cuidado de sus pequeñas gemelas, al decir de varias 
personas, similares como dos gotas de agua, pero fácilmente identificables 
para sus progenitores, baste para ello el amor de padres, ese que le 
entregan sin dosificaciones y a dosis iguales.
 
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