miércoles, 1 de octubre de 2014

Del campo nace la vida

Corrían los primeros días de la Revolución cubana, cuando el 17 de mayo
de 1959 en La Plata, zona oriental ubicada dentro de la Sierra Maestra, se
firmó la primera Ley de Reforma Agraria.

Se cumplía así el sueño de miles de cubanos de eliminar la explotación
del campesinado, que hasta esa fecha, había estado condenado a vivir bajo
la opresión y el acoso de la guardia rural. También se abolía el
latifundio de las compañías norteamericanas, que poseían los mejores
suelos.

A 55 años de aquel importante suceso, que los convirtió en dueños por
derecho de la tierra que producen, la imagen que proyecta el país es otra.

En julio de 2008 fue aprobado el Decreto-Ley 259, el cual permitía la
entrega de tierras ociosas en usufructo a personas naturales y jurídicas,
con el objetivo de incrementar el rendimiento agropecuario y la producción
de alimentos.

El Decreto Ley 300 permite disminuir las tierras improductivas. Foto:
ArchivoLa experiencia obtenida durante los cuatro años de su aplicación
constituyó un importante paso que modificó esta normativa en el año 2012,
con el Decreto-Ley 300.

Disminuir las tierras improductivas, aumentar el rendimiento, buscar
nuevas formas de gestión eficientes para incrementar la autonomía de los
productores y aprovechar las tierras que rodean las ciudades, se
encuentran entre los principales objetivos de esta disposición.

Trabajar la tierra: actualidad y futuro

En el municipio de Banes, al norte del oriente cubano, esta iniciativa
muestra ya sus primeros resultados, más del 90 por ciento de las tierras
que permanecían ociosas se encuentran hoy en manos de personas naturales.

Fortalecer el proceso de entrega de tierras ociosas en usufructo y buscar
una mejor explotación de ellas ha sido y es una de las más importantes
tareas que desde el punto de vista económico se realizan en todo el país.

La venta de implementos agrícolas se extiende al municipio. Foto: Juventud
Rebelde

Aunque este proceso no esta exento de la necesidad de exigir más a quienes
no se concientizan de la importancia de la tarea, si se orienta a las
personas mediante un tratamiento personalizado con el objetivo aprovechar
mejor los recursos puestos en sus manos.

La venta de instrumentos agropecuarios como limas, machetes, cántaras para
el traslado de la leche, bombas para la extracción de agua, en las tiendas
industriales del municipio, también se destaca entre las acciones
implementadas en este territorio para viabilizar la labor que realizan
estos hombres de campo.

Amar la tierra

Uno de los banenses que dio el paso al frente y se acogió a esta nueva
forma de gestión es Rigo Proenza, que en la zona rural de Jagüeyes,
contribuye con sus plantaciones a la producción de alimentos del
territorio.

Dentro de los sembrados de este campesino banense se encuentra el plátano.
Foto: Autor"No solo los sembrados de plátano son importantes-confiesa–
también la cría de ganado ovino, porcino y vacuno me ha permitido obtener
buenos resultados, pues es otra forma de aprovechar las tierras."

"En un principio recibí ayuda y me explicaron la forma en que debía
sembrar cada cultivo y el cuidado de las animales, todo esto me permitió
tener hoy de esta forma mi siembra."

"En lo adelante aspiro continuar extendiendo la variedad de los cultivos
y creo que la posibilidad de realizar hoy este trabajo es lo mejor que me
ha pasado, porque me gusta mucho lo que hago y pienso seguir haciéndolo en
un futuro."

Hoy la geografía banense es otra, pues poco a poco se eliminan las malas
hierbas y el marabú que poblaban grandes terrenos, convirtiéndolos en
hermosos sembrados como el de este campesino.

Hay que aplaudir a quienes han ordenado el paisaje y descubren cada día
los secretos del suelo, los que producen y no descansan.

En plena faena y sin descansar un momento, Rigo Pérez, se distingue por
una sencillez y una nobleza extraordinaria, propia de los que labran la
tierra, porque del campo, me cuenta: "del campo nace la vida".

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