Corrían los primeros días de la Revolución cubana,  cuando el 17 de mayo 
de 1959 en La Plata, zona oriental ubicada dentro de la Sierra Maestra, se 
firmó la primera Ley de Reforma Agraria.
Se cumplía así el sueño de miles de cubanos de  eliminar la explotación 
del campesinado, que hasta esa fecha, había estado condenado a vivir bajo 
la opresión y el acoso de la guardia rural. También se abolía  el 
latifundio de las compañías norteamericanas, que poseían los mejores 
suelos.
A 55 años de aquel importante suceso, que los convirtió en dueños por 
derecho de la tierra que producen, la imagen que proyecta el país es otra.
En julio de 2008 fue aprobado el Decreto-Ley 259, el cual permitía la 
entrega de tierras ociosas en usufructo a personas naturales y jurídicas, 
con el objetivo de incrementar el rendimiento agropecuario y la producción 
de alimentos.
El Decreto Ley 300 permite disminuir las tierras improductivas. Foto: 
ArchivoLa experiencia obtenida durante los cuatro años de su aplicación 
constituyó un importante paso que modificó esta  normativa en el año 2012, 
con el Decreto-Ley 300.
Disminuir las tierras improductivas, aumentar el rendimiento, buscar 
nuevas formas de gestión eficientes para incrementar la autonomía de los 
productores  y aprovechar las tierras que rodean las ciudades, se 
encuentran entre los principales objetivos de esta disposición.
Trabajar la tierra: actualidad y futuro
En el municipio de Banes, al norte del oriente cubano, esta iniciativa  
muestra ya sus primeros resultados, más del 90 por ciento de las tierras 
que permanecían ociosas se encuentran hoy en manos de personas naturales.
Fortalecer el proceso de entrega de tierras ociosas en usufructo y buscar 
una mejor explotación de ellas ha sido y es una de las más importantes 
tareas que desde el punto de vista económico se realizan en todo el país.
La venta de implementos agrícolas se extiende al municipio. Foto: Juventud 
Rebelde
Aunque este proceso no esta exento de la necesidad de exigir más a quienes 
no se concientizan de  la importancia de la tarea, si se orienta a las 
personas mediante un tratamiento personalizado con el objetivo aprovechar 
mejor los recursos puestos en sus manos.
La venta de instrumentos agropecuarios como limas, machetes, cántaras para 
el traslado de la leche, bombas para la extracción de agua, en las tiendas 
industriales del municipio, también se destaca entre las acciones 
implementadas en este territorio para viabilizar la labor que realizan 
estos hombres de campo.
Amar la tierra
Uno de los banenses que dio el paso al frente y se acogió a esta nueva 
forma de gestión es Rigo Proenza, que en la zona rural de Jagüeyes, 
contribuye con sus plantaciones a la producción de alimentos del 
territorio.
Dentro de los sembrados de este campesino banense se encuentra el plátano. 
Foto: Autor"No solo los sembrados de plátano son importantes-confiesa– 
también  la cría de ganado ovino, porcino y vacuno me ha permitido obtener 
buenos resultados, pues es otra forma de aprovechar las tierras."
"En un principio recibí ayuda y me explicaron la forma en que debía  
sembrar cada cultivo y el cuidado de las animales, todo esto me permitió 
tener hoy de esta forma mi siembra."
 "En lo adelante aspiro continuar extendiendo la variedad de los cultivos 
y creo que la posibilidad de realizar hoy este trabajo es lo mejor que me 
ha pasado, porque me gusta mucho lo que hago y pienso seguir haciéndolo en 
un futuro."
Hoy la geografía banense es otra, pues poco a poco se eliminan las malas 
hierbas y el marabú que poblaban grandes terrenos, convirtiéndolos en 
hermosos sembrados como el de este campesino.
Hay que aplaudir a quienes han ordenado el paisaje y descubren cada día 
los secretos del suelo, los que producen y no descansan.
En plena faena y sin descansar un momento, Rigo Pérez,  se distingue por 
una sencillez y una nobleza extraordinaria, propia de los que labran la 
tierra, porque del campo, me cuenta: "del campo nace la vida".

 
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