miércoles, 9 de septiembre de 2015

Banes, reconstruida con el amor y el sudor de sus hijos

Escrito por Alberto Santiesteban Leyva Martes, 08 Septiembre 2015
Hoy hace 7 años la ciudad de Banes amaneció totalmente destruida. Parecía
que había sido víctima de un terrible bombardeo. Más del 80 por ciento de
su fondo habitacional se había derrumbado o sufría serios daños. Los
fuertes vientos del huracán Ike, de más de 300 kilómetros por hora, la
habían azotado durante la noche del 7 se septiembre y la madrugada del día
8.
Por sus calles no se podía transitar, se necesitaron algo más de 15
jornadas de trabajo fuerte durante día y noche para dejarlas limpias y
libres de obstáculos. Eran escenas aterradoras lo que se apreciaba a
diario. Y como alguien dijo: ¡Esto es increíble, lo veo y no lo creo! Así
de grandes fueron los daños.

Aquella noche del 7 y la madrugada del 8 de septiembre, se convirtieron en
horas interminables. Horas aterradoras. Jamás los habitantes de este
municipio, ubicado al norte de la provincia cubana de Holguín habían
recibido el impacto directo de un huracán de gran intensidad. En las
memorias del último siglo y medio no existen evidencias de hechos de esta
magnitud.

Banes estaba celebrando sus carnavales. En cuestión de unas horas la
alegría de las fiestas populares se convirtió en la mayor de la tristeza.
Los poderosos vientos de Ike, habían golpeado con tanta violencia, que
cada ciudadano permanecía abatido por la dura realidad.

Sin embargo, horas después se iniciaba lentamente la recuperación. Los
daños eran cuantiosos. Solo en la esfera económica se estimaron por un
valor de alrededor de 150 millones de pesos. Ike intentó desaparecer a la
ciudad de Banes del mapa de Cuba.

A 7 años después del paso de ese fenómeno meteorológico por Banes, la
ciudad ha ido cambiando su fisonomía. Se han restaurado parte de los daños
en viviendas e instalaciones económicas, pero aún queda mucho por hacer en
esos dos terrenos.

Tendrán que pasar algunos años para la recuperación total, para que puedan
cerrar las heridas que aún se aprecian, y para que los banenses vuelvan a
sentirse orgullosos de su ciudad, de una ciudad que ahora resurge más
hermosa y vigorosa, reconstruida con el amor y el sudor de sus hijos.

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