sábado, 5 de septiembre de 2015

Eriberto, un campesino de ciudad

Antes del inicio del Período Especial, allá por la década de los 80 del
pasado siglo, detrás de la pescadería y la antigua planta de hielo
existía una extensión de terreno baldío, nadie la reclamaba y mucho menos
importaba. Entonces no se hablaba de agricultura urbana y tampoco de
sembrar cada segmento de tierra aunque fueran patios. La economía
inclinaba la balanza para el lado positivo y las granjas agrícolas
suministraban lo suficiente para entonces.

Muchos de los alimentos casi siempre eran importados, el azúcar aportaba
una suma importante de dinero e intercambios ventajosos con el
desaparecido Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), dígase el campo
socialista. A lo anterior se le puede sumar que la naturaleza era
benévola, el cambio climático entonces era un tema para círculos muy
específicos, cerrados y estudiosos de luz larga.

Hoy la realidad es otra y se puede redefinir en una esencia que no se
debió perder y que acompaña al hombre desde las cavernas. Hay que producir
alimentos, bienes y servicios, con medios propios, explotando las
capacidades en toda la magnitud posible.

Detrás de la pescadería ya no hay fábrica de hielo, el tiempo y las
realidades del Período Especial dieron al traste con ella pero detrás de
la instalación tampoco existe un terreno baldío. Eriberto Rodríguez
Mojarrieta lo explota gracias a los beneficios de las leyes que
permitieron la entrega de tierras en usufructo.

Como costumbre en Banes la lechuga era típica de los meses de diciembre y
enero, hoy algunos rompen aquel esquema y se imponen con tecnologías,
variedades, riego y trabajo. Eriberto es uno de los pocos que vende
lechuga pese al intenso calor.

Eriberto Rodríguez Mojarrieta es un campesino de ciudad"Nosotros
producimos una lechuga muy buena aunque estamos en verano, podemos hacerlo
el año entero ya que tenemos las condiciones necesarias para el desarrollo
de ellas" -alegó este inusitado campesino de ciudad y añadió: "me dieron
las estructuras y armé los semiprotegidos. Además tenemos un pozo de agua
muy fértil para el riego".

El quiosco o punto de venta de Eribero Rodríguez Mojarrieta se encuentra
cercano a la pescadería, hace esquina y se distingue por tener variadas
ofertas donde sobresalen verduras y algunas viandas pese a que en los dos
últimos años los niveles de precipitaciones han sido mínimos y las
temperaturas imponen récords.

"Somos grandes productores de zanahorias, remolachas, perejil,
habichuelas, berenjenas, en fin producimos casi todo tipo de hortalizas" –
expresa con satisfacción.

Uno de los elementos que permite a Eriberto triunfar en la denominada
agricultura de espacios reducidos es el empleo de los cultivos
semiprotegidos, ellos crean un microclima beneficioso para las condiciones
de la zona y así se puede seguir planificando.

"Tenemos un buen proyecto y aspiramos a seguir creciendo cerca del puente
del río Banes, para limpiar y poner a producir esa parcela, es cuestión de
tiempo. Cuando nos pongan la energía eléctrica ya podemos materializar
eso, hay que dar condiciones al terreno y aplicar materia orgánica para
desarrollar mejor los cultivos de manera sana"- dice Eriberto.

Las hortalizas las escoge el cliente en estos meses de veranoÉl y su
equipo limpiaron un viejo estanque que estaba repleto de escombros, lo
repararon, lo llenaron de agua y sembraron alevines. Hoy tienen peces para
beneficio social. "Tenemos miles de tilapias en el estanque para donarlos
a los círculos infantiles".


En Banes hay varios ejemplos de productores notables, seres que aman lo
que hacen, dignos de conocer y reconocer. Unos más distantes, algunos en
lejanas serranías, otros cercanos a la costa y también los hay casi en el
centro de la ciudad. Son aristas de un universo que se consolida para
bien, una manera de mirarnos por dentro y demostrar que podemos hacer más.

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